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La superficie de la Luna está salpicada de cráteres de impacto.

El cielo se está cayendo

El cielo se está cayendo

Los investigadores de la NASA están extrayendo antiguos datos sísmicos del Apolo

En la Luna, el cielo se está cayendo.

“Cada día, más de una tonelada métrica de meteoritos golpean la Luna”, afirma Bill Cooke de la Oficina del Medio Ambiente sobre Meteoritos del Centro Marshall para Vuelos Espaciales. Literalmente se caen del cielo, en todas las formas y tamaños, desde motas de polvo de cometa a asteroides verdaderos, que viajan hasta 160,934 kilómetros (cien mil millas) por hora. Y cuando golpean, no se desintegran en la atmósfera de un modo inofensivo como ocurriría en la Tierra. En la Luna sin atmósfera, los meteoritos golpean el suelo.
Los astronautas del Apolo no se preocuparon nunca de estos proyectiles. La Luna tiene un área de superficie aproximadamente similar al continente de África. “Si extiendes los impactos sobre un amplio terreno, la probabilidad de ser golpeado es muy baja”, dice Cooke. A esto ayudó que los astronautas no estuvieran mucho tiempo: Sumando todas las misiones del Apolo juntas, estuvieron en la superficie lunar menos de dos semanas. “Las probabilidades de ser golpeados durante tan corto período de tiempo fueron de nuevo muy bajas”.

Pero ¿y la próxima vez? Siguiendo la Visión para la Exploración Espacial, la NASA está enviando astronautas de regreso a la Luna para quedarse más tiempo y construir bases más grandes (es decir, objetivos más grandes) de lo que los astronautas del Apolo han hecho nunca. Las probabilidades de que algo valioso sea golpeado aumentarán. ¿Debería la NASA estar preocupada?

Eso es lo que Cooke y la colega del Centro Espacial Marshall, Anne Diekmann están intentando descubrir.

La verdad es que, “realmente no sabemos cuántos meteoritos golpean la Luna cada día”, dice. “Nuestras mejores estimaciones provienen del 'Modelo Estándar de Meteoritos', que la NASA usa para evaluar los riesgos de la estación espacial y del transbordador espacial. “Problema: el Modelo Estándar está basado principalmente en los datos de la Tierra, por ejemplo, observaciones de satélite de los meteoritos golpeando la atmósfera superior de la Tierra y observaciones de meteoritos volando a través del cielo nocturno. “El Modelo Estándar podría no funcionar bien para la Luna”.

Para fines lunares, “necesitamos más datos” dice Cooke. Afortunadamente, hay más datos. Provienen del Apolo:

La información de la frecuencia y dureza con que la Luna es golpeada se encuentra en la información de cuatro sismógrafos colocados en la Luna por las misiones del Apolo 12, 14, 15 y 16 durante 1969-1972. Funcionaron hasta que la NASA los desconectó en 1977. Durante años, los sismógrafos grabaron todas las formas de temblores y sacudidas, incluidos casi 3 000 sismos lunares, 1 700 impactos de meteoritos, y 9 naves espaciales estrelladas a propósito en la Luna. Todos estos datos fueron transmitidos a la Tierra para su análisis.
Buzz Aldrin coloca un sismómetro en el Mar de la Tranquilidad. NASA
Buzz Aldrin coloca un sismómetro en el Mar de la Tranquilidad. NASA

 

“Aquí está lo interesante”, dice Cooke. “De los 12 000 eventos registrados por los sismómetros, menos de la mitad se han explicado por fenómenos conocidos. Hay miles de temblores causados por... nadie sabe qué”.

Tiene una corazonada: “Muchos de ellos podrían ser impactos de meteoritos”.

“Los científicos del Apolo eran muy inteligentes”, dice Cooke, “pero no tuvieron la ventaja de los ordenadores modernos. Nosotros sí.” Cooke y Diekmann están ahora cargando los antiguos datos sísmicos en ordenadores del MSFC donde pueden llevar a cabo cálculos digitales a velocidades imposibles hace 30 años, probando rápidamente nuevos algoritmos para descubrir impactos previamente no reconocidos”.

Esencial para el análisis son los nueve impactos hechos por el hombre. “La NASA colisionó deliberadamente algunas naves espaciales en la Luna mientras los sismómetros estaban funcionando”, explica. “Fueron las fases de ascenso vacío de cuatro módulos lunares (Apolo 12, 14, 15 y 17) y las fases SIV-B de cinco cohetes de Saturno (Apolo 13, 14, 15, 16 y 17)'. Las ondas sísmicas les dicen a los investigadores a qué un impacto deberían parecerse.
Onda sísmica grabada cuando el módulo de ascenso lunar Apolo 12 colisionó contra la Luna el 20 de noviembre de 1969.
Onda sísmica grabada cuando el módulo de ascenso lunar Apolo 12 colisionó contra la Luna el 20 de noviembre de 1969.

 

También, en 1972, un asteroide de 1 100 kilogramos (2 400 libras) golpeó la Luna justo al norte de Mare Nubium, el Mar de las Nubes. Este fue un impacto importante registrado en las cuatro estaciones sísmicas. 'Cuando miramos la onda sísmica de ese asteroide', dice Cooke, 'vemos que tiene las mismas características que los impactos causados por el hombre – una buena señal de que sabemos lo que estamos haciendo'.

Cooke y Diekmann buscarán impactos en las grabaciones sísmicas del Apolo usando como referencia esas ondas conocidas. En teoría, deberían ser capaces de distinguir temblores de objetos tan pequeños como 10 centímetros (4 pulgadas), que pesen tan poco como 1 kilogramo (2.2 libras). “Cuatro pulgadas no parece mucho, pero viajando a velocidades cósmicas, un meteorito de cuatro pulgadas puede causar un cráter tan ancho como tu mesa”.

De acuerdo con el Modelo Estándar, tales meteoritos golpean la Luna aproximadamente 400 veces al año – más de una vez al día. (Dibuja un mapa de África clavado con 400 chinchetas). El conjunto de datos sísmicos del Apolo puede analizar esa predicción y muchas otras.

El análisis acaba de empezar. “Esperamos descubrir muchos impactos”, dice. Sin embargo, a pesar de los números finales, su trabajo tendrá valor. “Estamos desarrollando nuevos algoritmos para encontrar impactos de meteoritos en los datos sísmicos”. Finalmente, Cooke cree, que la próxima generación de sismómetros será colocada en la Luna y en Marte para monitorizar los temblores e impactos, y cuando los datos empiecen a surgir, “estaremos preparados”.

Autores : Dr. Tony Phillips y Dave Dooling
 
Artículo publicado originalmente en Astroseti.org
Traductora : Patricia González

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